La formación profesional en Trabajo Social: proceso de conversación, superación y ruptura en el contexto de américa latina y del caribe

Dra. Yolanda Demetrio Guerra1

Resumen

Para hablar del tema es necesario dilucidar la expresión “América Latina” creada al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando se constituyó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe – Cepal, y se utilizó para denominar a los países menos desarrollados del continente americano. América Latina se refiere a un área geográfica de aproximadamente el 3,9% de la superficie de la Tierra (o 14,1% de la superficie terrestre) y cubre veinte países: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, Ecuador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Uruguay, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela. ¿Qué hay en común entre esos veinte países que permiten ser organizados como América Latina?

Descriptores

Países desarrollados, unidad, pobreza, desigualdad

Recibido: Aprobado:

1 Asistente Social, magister y doctora en Servicio Social de la PUC-SP, profesora asociada de la Escuela de Servicio Social de la Universidad Federal de Río de Janeiro, Coordinadora del Núcleode Estudios e Investigaciones sobre los Fundamentos del Servicio Social en la Contemporaneidad-NEFSSC/UFRJ-Brasil. Becaria 1B do CNPq.

Professional Training in Social Work: The Process of Conversation, Improvement and Breakdown in the Context of Latin America and the Caribbean

Dra. Yolanda Demetrio Guerra2

SUMMARY

To discuss this topic, we need to clarify the term Latin America, created at the end of the Second World War, when the Economic Commission for Latin America and the Caribbean - CEPAL was created. It was used to refer to the lesser developed countries of the American continent. Latin America refers to a geographical area covering approximately 3.9% of the surface of the Earth (or 14.1% of the land surface) and includes twenty countries: Argentina, Bolivia, Brazil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Mexico, Nicaragua, Panama, Paraguay, Peru, Uruguay and Venezuela. What do these 20 countries have in common to permit their organization into Latin America?

Keywords

Developed contries, unyti, poverty, inequality

Received: Accepted:

2 Social Assistant, Master’s and Doctorate in Social Service from PUC-SP, Associate Professor with the School of Social Services at the Federal University of Rio de Janeiro, Coordinator of the Core Group for Studies and Research on Fundamentals of Contemporary Social Services - NEFSSC/UFRJ-Brazil. Recipient of CMPq Scholarship 1B

Introducción

Voy a retomar algunas ideas de Eduardo Galeano. Aprovecho para hacer un homenaje a ese gran intelectual que supo analizar como nadie a América Latina desde el punto de vista de clase que él adoptó.

Eduardo Galeano, especialmente en su libro: -Las venas abiertas de América Latina. Cinco siglos de saqueo de un continente, escrito en los años setenta del siglo pasado, cuando gran parte de los países estaban siendo gobernados por dictaduras civiles o militares, dice:

No se puede hablar de la cultura latinoamericana, porque América Latina no es nada además de una realidad geográfica. ¿Algo además de una realidad geográfica? Y, sin embargo, se mueve. En los hechos, algunas veces minúsculos, América Latina revela cada día que las comuniones son tantas cuantas son sus contradicciones; los latinoamericanos dividen un espacio común y no apenas en el mapa. Supieron eso muy bien, en el comienzo del siglo pasado, los héroes que quisieron a América unida y también el imperio eficaz, que con fracturas sucesivas la dividió para reinar. Saben de eso muy bien ahora las corporaciones multinacionales que planifican sus negocios en escala latinoamericana y manipulan como quieren los mecanismos de integración. Es verdad que en América Latina coexisten sociedades de diversos orígenes, características diferentes y agudos desniveles de desarrollo. (…) Espacio de contradicción y encuentro, -América Latina ofrece un campo común de batalla entre las culturas del miedo y las culturas de la libertad, entre las que nos niegan y las que nos nacen. En ese molde común, ese espacio común, ese común espacio de batalla, es histórico. Proviene del pasado, se alimenta del presente y se proyecta como necesidad y esperanza hacía los tiempos por venir1.

En esta exposición no voy a referirme a mis convicciones políticas, mi exposición estará orientada por fundamentos de la Economía Política o, mejor dicho, por una crítica de la Economía Política.

1 Veáse en: http://nuso.org/media/articles/downloads/908_1.pdf

Voy a referirme a las condiciones de vida de nuestros países y a las principales dificultades que enfrentan de acuerdo con las determinaciones generales, universales y particulares. Nuestra América no es una ni única, es múltiple, espacio de contradicciones. Aunque se trate de un espacio común que se acordó llamar América Latina, está formada por varias y diferentes culturas, y diversos niveles de desarrollo. América Latina, a pesar de tantas diferencias, solo tiene en común un determinado territorio geográfico. No es casual que Bolívar, Martí, Artigas, y tantos otros, lucharan por una América libre y unida. La unidad latinoamericana ha sido un ideal a ser conquistado. Pero un ideal de las fuerzas populares, porque el fortalecimiento de América Latina es un peligro para las fuerzas conservadoras del orden establecido. Ocurre que cuanto más dividida, cuanto más fragilizada es nuestra América Latina, cuanto más sea vista aisladamente, así como los países que la constituyen, mayor es la posibilidad de explotar nuestras riquezas. Eso es parte de nuestra historia, somos países colonizados por europeos, somos víctimas del saqueo de nuestras riquezas, continuamos siendo explotados por diferentes corporaciones internacionales y por distintos mecanismos. También quiero mencionar y hablar de la unidad. América Latina vivió y todavía vive procesos comunes, batallas, resistencias. Quiero hablar de los elementos que nos unifican. Quiero hablar de la pobreza y de la desigualdad porque es un tipo de pobreza diferente, que convive con la abundancia, un tipo de Estado populista, anti-democrático, que actúa dentro del orden para evitar su transformación, que actúa en la coerción y en el consenso como movimientos complementarios; países que tienen un sistema de protección social muy reciente y frágil, constituido por mínimos sociales, que se expresa por una pequeña distinción entre público y privado, que trae las marcas del clientelismo y del “patrimonialismo” en nuestra histórica dependencia de países capitalistas más desarrollados y de los organismos multilaterales que, por norma, nos imponen sus patrones de desarrollo, países que pagan la crisis vivida por los países capitalistas centrales. El resultado de esta acometida tiene fuerte impacto sobre gran parte de la población que cuenta con las políticas de seguridad/protección social para su sobrevivencia, de cuño asistencial, y “asistencializada”. Quiero hablar también de cómo en el momento histórico actual, esas características más generales e históricas impactan nuestra vida y las condiciones en que se realiza el Trabajo Social en América Latina. Este rápido análisis panorámico debe servir para subsidiar un análisis del Trabajo Social en su condición de trabajo asalariado, de profesión que tiene requisitos técnicos, intelectuales, éticos, políticos, formativos.

Las determinaciones del capitalismo actual en nuestros países enfrentan las crisis y las metamorfosis que operan en la configuración del trabajo, constituyen el suelo histórico que permite analizar las condiciones actuales del mercado de trabajo profesional y buscar las exigencias que se vienen imponiendo en la formación de los profesionales y posgraduados en Trabajo Social. El análisis y la interpretación del modelo de políticas públicas y servicios sociales en la actualidad (configurado por programas de emergencia, proyectos de contenidos disciplinares, punitivos y criminalizantes, basados en contrapartidas), constituyen respuestas necesarias del Estado frente a la crisis sistemática del capital, y nos permiten percibir tendencias en el perfil profesional a ser formado.

Frente a tales constataciones, la profesión se debe preparar en los diversos ámbitos donde ejerce su influencia para forjar nuevas respuestas socio-profesionales y políticas, así como académicas mediante la construcción de estrategias que le permitan afrontar colectiva y articuladamente a los sujetos políticos y profesionales; de manera que la formación profesional y de posgrado se transforme en una estrategia de resistencia. Se trata de responder a las preguntas: ¿cuáles procesos socio-históricos en curso que producen ruptura o conservación impactan en las solicitudes socio-institucionales que llegan a la profesión en la actual etapa del capitalismo? y, ¿cuáles son las imposiciones que se han hecho a la formación profesional, posgraduada y a la producción de conocimiento crítico?

1. Los fundamentos de la crisis contemporánea

En las tres últimas décadas hemos observado una crisis sin precedentes en la historia, delineada por dos características: el incremento exponencial de los índices de desempleo en el mundo, la penetración de procesos de precarización del trabajo, la pérdida o flexibilización de los derechos de los trabajadores, el crecimiento de la informalidad, marcada por las diferencias existentes entre los países ricos y pobres; y el predominio del capital especulativo sobre el productivo, la ampliación y autonomía de la esfera financiera, sobre la forma de capital portador de interés, características que son nuevas y determinantes para un análisis del capitalismo contemporáneo y que está bien delineado desde el Consenso Washington2.

2 Por cierto las consecuencias del Consenso de Washington, reunión ocurrida en noviembre de 1989 en la capital de los EUA, entre representantes de los países y representantes de los organismos financieros internacionales – Banco Mundial, FMI y BID son muy conocidas. Nos importa recuperar algunos de los acuerdos concertados en esa reunión: privatización, con la venta de las entidades estatales; desregulación, a través de la flexibilización de las leyes del control del proceso económico y de las relaciones laboristas; reducción de gastos públicos. Tales políticas de austeridad están siendo implementadas, tanto en los países del capitalismo desarrollado como en los periféricos. Todavía se puede observar empíricamente que hay resultados diferentes en todos los países; los impactos de tales medidas han sido catastróficos para los diversos segmentos de la clase trabajadora.

Mészáros (2000), a nuestro juicio, es el autor que mejor define la crisis actual del capitalismo. Entiende que vivimos una crisis global que afecta a todos los países capitalistas, sean centrales o periféricos, desarrollados o en desarrollo, y que afecta todas las dimensiones de la vida personal, profesional y política (me refiero a las esferas de las relaciones sociales, de la formación, de la ciencia, del derecho, de la ética, de la estética, de la tecnología, entre otras).

La concepción de una “crisis estructural del sistema metabólico del capital” que afecta todas las esferas de producción social- que Mészáros considera como endémica, acumulativa, crónica y permanente - demuestra los límites estructurales del sistema. Lo anterior se confronta con una tradición de intelectuales que conciben las crisis como cíclicas, pues se alternan entre momentos de expansión y momentos de recesión. Esto se fundamenta en el hecho de que el sistema capitalista ha disminuido su atención a las necesitadas sociales; por el contrario, al ocuparse de las necesidades de su auto-reproducción, amplía sus características destructivas, y activa sus límites estructurales³.

En este contexto de crisis, inaugurado en 1970, hay procesos de reconfiguración y reorganización fundamentales para el capitalismo, tanto desde el punto de vista de la producción, la cual prioriza inversiones en la esfera financiera, como desde el punto de vista de la territorialización, lo que provoca un conjunto de cambios geopolíticos significativos que modifica las relaciones entre países4.

Pero, se trata de una salida ficticia, o sea, en esta dinámica el capital no consigue alcanzar el objetivo de su auto-valorización, de modo que el resultado del capital financiero invertido es insuficiente para las necesidades de acumulación/valorización.

Como también considera Mészáros, la crisis ataca a todos los países, sean del centro o de la periferia del capitalismo, pero de manera diferente. Es preciso señalar que los países poseen reservas distintas para enfrentar la crisis. Medidas de austeridad fiscal, y la imposición de nuevos requisitos para las políticas sociales, así como la destrucción de la legislación laboral que representaba derechos y garantías de protección social.

3 Dice Netto: hay un tipo de crisis que el capitalismo experimento integralmente, hasta hoy, apenas dos veces: la llamada crisis sistémica, que no es una mera crisis que se manifiesta cuando la acumulación capitalista se ve obstaculizada o impedida. La crisis sistémica se manifiesta envolviendo toda la estructura del orden del capital (2012, p.414).

4 Tal como afirma Netto en un artículo que analiza lo que él llama -la fase contemporánea de la barbarie, como particularidad del contexto actual, -las grandes corporaciones imperialistas han conducido procesos supranacionales de integración (los megabloques) que, hasta ahora, no se muestran como espacios libres de problemas para la concertación de los intereses del gran capital (como las recientes fricciones en Europa, dicha comunidad lo está probando) (2013, p.13).

Tales procesos, además de que no pueden ser vistos como marca de una nueva fase del modo de producción capitalista, denotan que este posee nuevas características, que deben ser analizadas con base en una perspectiva de totalidad. Se sabe que la reestructuración productiva de los años 1970/1980 en los países capitalistas, denominada reestructuración -flexible, no por casualidad, operó a partir de los cambios que se produjeron en la organización productiva producto de la ausencia de reglamentación de las relaciones de trabajo, con lo que se cumple el objetivo capitalista de lograr un total control sobre el proceso de trabajo.

Se trata, también, de una crisis ambiental, de agotamiento de las reservas naturales. Esta situación se produce porque el capitalismo es un modo de producción destructivo y va utilizando recursos hasta alcanzar su agotamiento total; de una crisis civilizatoria en la cual los pactos sociales y las respuestas políticas no pueden ser las mismas que las de la década de 1970 (recuerdo aquí el pacto fordista-keynesiano).

Las medidas de ajuste están basadas en la economía de trabajo vivo. A partir de esta propuesta los países viven un desempleo sin igual.

Desde 1989, cuando se realizó el Consenso de Washington con el objetivo de realizar un balance de la política neoliberal en los países de América Latina que ya habían implementado los ajustes neoliberales, y discutir cómo sería su implementación en los países que no los habían hecho, en igual forma que Brasil y Perú, las conclusiones revelaron la ineficiencia del Estado en elaborar una política macroeconómica, responsabilidad que se atribuye a los organismos internacionales. Tales medidas son parte de las contra-reformas que los países vienen adoptando como, por ejemplo: disciplina fiscal, privatizaciones, reforma tributaria, recortes en el sistema de protección del trabajo. Es decir, la destrucción de los derechos de los trabajadores, que no son fruto de la concesión de gobiernos y patrones, sino el resultado de años de lucha de la clase trabajadora.

Como consecuencia de la situación expuesta sucintamente que alude a una crisis del capital que es profunda y autodestructiva, hay crecimiento exponencial de la pobreza. La pauperización es una amenaza para la sociedad burguesa, sobre todo ahora que gran parte de los trabajadores no podrán retornar al mercado de trabajo.

Como proceso ideológico-político, resultado de los ajustes neoliberales, América Latina ha sufrido las consecuencias de la derechización de occidente. Esta es la tesis de Agustín cuevas, ecuatoriano que vivió en México, en su libro Tiempos conservadores. Cuevas es un gran intelectual que estudió América Latina y ha escrito un libro muy importante sobre el desarrollo del capitalismo en América Latina.

Ese autor afirma que los países de América Latina se están volviendo cada vez más conservadores, inducidos por un contexto internacional, que no solo los fuerza a “apretar el cinturón” de las clases populares, sino que, como efecto perverso de los ajustes económicos, amenaza con el retorno de los militares al poder. No es la tradicional y simple competencia capitalista, sino la corrida armamentista, donde los países más débiles tienen que ceder ante el imperio.

Agustín Cuevas considera que desde el final de la década de los ochenta del siglo pasado se viene gestando una nueva derecha que mantiene las demandas democráticas como forma de esconder la desigualdad económica, que combate explícitamente las formas de organización de los trabajadores y ataca frontalmente a todas esas formas de lucha, tratando de destruir todas las formas de organización y de cuestionamiento al imperio del capital. Hay en curso una tendencia a globalizar las pérdidas y, como ha sido frecuente, de nacionalizar los lucros.

Paralelamente se ha producido un incremento del racismo y de la xenofobia, además de diversos tipos de prejuicios. Una fobia anticomunista. Él habla del triunfo de la burguesía imperialista. El conservadurismo actual aparece disimulado por la apertura democrática. Partidos de izquierda que llegaron al poder hicieron una inflexión. Gobiernos que nacen de la izquierda y que criticaban fuertemente al neoliberalismo, para no referirnos al capitalismo, hoy practican los ajustes neoliberales, consiguen hacer las contra-reformas que los clásicos partidos de derecha no consiguieron. Hay una responsabilidad hacia los pobres por su condición de pobreza; estos son vistos como clases peligrosas, y se les criminaliza, lo que afecta a toda la clase trabajadora de manera individual y colectiva. En nuestros países dependientes y subordinados, la crisis trae consecuencias nefastas. No es por casualidad que algunos autores llaman a nuestra América Latina “el infierno de la periferia capitalista”.

Es necesario buscar el contexto en que la profesión se mueve y se modifica, donde adquiere su significado social que es siempre histórico, y solo puede ser entendido en la historia. Es en ese contexto que damos respuestas a la realidad social, ese contexto coloca determinaciones a nuestras respuestas profesionales, ese contexto moldea las instituciones que son nuestros espacios laborales. Por lo tanto, para reflexionar sobre la formación, sus avances y retrocesos, tenemos que considerar las transformaciones societarias que se expresan todavía por mediaciones particulares, en el significado social de la profesión, su modo de ser y su funcionalidad, sus requerimientos político-institucionales.

En esta dirección, es necesario observar, a partir del lugar que la profesión ocupa en la división social y técnica del trabajo, que esta es una profesión que interviene en:

- el ámbito de las consecuencias de las relaciones sociales antagónicas propias de las sociedades clasistas

- el significado de su inserción en las políticas, en los servicios sociales contemporáneos, en el modelo actual de política social

- el mandato institucional que recibe para ejecutarlas

- el modelo de las competencias aplicado a la formación profesional, como particularidades constitutivas y constituyentes del Trabajo Social latinoamericano.

2.El ServicioSocial/TrabajoSocial: determinaciones históricas y tendencias actuales

Se trata de una profesión cuya intervención se realiza en el ámbito de la llamada “cuestión social”, y tiene que lidiar con sus expresiones. Por la contradicción central de la sociedad burguesa, la “cuestión social”, se ocupa, generalmente, de sus fundamentos económicos y políticos.

La profesión actúa en las formas de producción y reproducción material e ideológica de la fuerza de trabajo, contribuye a su supervivencia, la torna apta para integrarse en el mercado donde vende su fuerza de trabajo por un salario. Como profesionales asalariados, los asistentes sociales son sometidos a todas las relaciones sociales y condiciones de trabajo y limitaciones de su clase social a través de distintas formas de contratación por medio de cadenas de subcontrataciones y por proyectos; distintos regímenes contratantes en una misma institución, precarización de los espacios laborales y recursos requeridos para ejercer sus actividades profesionales; pérdida de varios derechos, sobre todo en las mujeres: licencia por maternidad o por lactancia.

Al insertarse en el ámbito de los servicios sociales, la profesión acaba por recibir el mandato institucional de administrar la pobreza y las consecuencias dejadas en la vida de los trabajadores como resultado de la explotación de su fuerza de trabajo.

No es casualidad el hecho de que la profesión crezca en la medida en que las instituciones sociales atienden las nuevas necesidades de control de la fuerza de trabajo ocupada y excedente a través de políticas y servicios sociales, donde la relación entre las necesidades de las clases sociales (que se convierten en demandas profesionales) y las solicitudes institucionales le son impuestas.

En este contexto, asistentes sociales son llamados a mediar conflictos, dar apoyo administrativo-burocrático, controlar comportamientos, desarrollar un conjunto de actividades de contenido moralizador, disciplinario, de ajuste a las normas institucionales. En esta perspectiva, la profesión aparece como una técnica o tecnología social colocada para administrar la pobreza.

En los países de América Latina, tres tendencias están presentes en la emergencia de la profesión. La profesión surge: 1) por la adopción del Estado del modelo asistencial, a través de medidas clientelistas; 2) por la adopción del Estado de la perspectiva higienista/eugenista, 3) por la adopción del modelo de Estado de bienestar social. Cabe observar que, en ninguna de las tres tendencias, las desigualdades son interpretadas como resultado de la concentración, centralización de la renta y poder, es decir, en ellas no se cuestiona la explotación del trabajo por el capital5.

En este sentido, no importa cuál sea el modelo adoptado (asistencial, de bienestar social, neoliberal, social liberal, neodesarrollista). El Estado burgués, mediado y mediador de la contradicción capital-trabajo, a través de políticas sociales ha priorizado históricamente el trato de la “cuestión social como cuestión moral o problema de administración técnica, en algunos momentos de manera más incisiva y, en otros, más sutil. Así, la política social es utilizada como técnica de administración de la pobreza en la barbarie capitalista.

5 Varias teorías inducen a interpretaciones distorsionadas de las causalidades de la desigualdad social: en los EUA, las teorías de la modernización que llevan la interpretación de la pobreza como un problema individual, que las desigualdades regionales eran resultado de características psicosociales e institucionales de los segmentos pobres de la población. En Europa, el principio de causa circular acumulativa, de Gunnard Myrdal (Tavares, 2002; FGV, 2003). En América Latina, las teorías producidas a partir de la Cepal (Comisión Económica para América Latina) todas ellas con interpretaciones de la pobreza como resultado aptitudes individuales o de la falta de ellas (FGV, 2003).

En el contexto actual, frente a las transformaciones societarias operadas por la crisis sistemática, panorámicamente presentada, se acelera el contenido asistencialista/emergencial de las políticas sociales configuradas a partir de la lógica selectiva, “meritocrática”, cargadas de condicionalidades, abstraídas de derechos. En la medida en que las políticas sociales son asistencialistas y la política de educación también privilegia el criterio de la renta mensual inferior a tres salarios mínimos, de un lado, y los sujetos que no pueden pagar, deben financiarla en el mercado. Contrariamente surgen las pobres políticas de educación para los que deberán operar las pobres políticas sociales (en este caso, asistentes sociales).

Lo que hemos visto en Brasil y en otros países de América Latina es que de la misma manera en que crece la demanda para la asistencia social focalizada, la cual atiende a los que se encuentran bajo la línea de la pobreza, surge la oferta de un amplio mercado de enseñanza universitaria en Trabajo Social, en las más variadas modalidades, en general muy pobres y precarias, que renuncia a las posibilidades de conocimiento crítico y de la perspectiva creativa.

3.Tendencias actuales de las políticas sociales: entre las políticas emergentes / asistencialistas y privatistas / mercantilistas

Algunos estudios han demostrado que las agencias multilaterales (BID- Banco Interamericano de Desarrollo, Cepal- Comisión Económica para la América y El Caribe y el PNUD, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) actúan en la configuración de los modelos de política social.

Por toda América Latina, programas de transferencia de renta condicionada, focalizada, selectiva, son mostradas por los medios de comunicación como un resultado exitoso en el contexto de la crisis y de la necesidad de control social de los pobres6.

6 Se destaca que tales programas están presentes en 17 países y cubren más de 22 millones de familias y se expresan como políticas de protección social. En Brasil llamó la atención el Programa Bolsa Familia. Para conocer estudios sobre esos programas buscar: Centro Internacional de Políticas para Crecimiento Inclusivo (PNUD). http://www.ipc-undp.org/PageNewSiteb.do?id=123&active=3

Datos de la Cepal muestran que las tasas de pobreza e indigencia en América Latina se incrementaron en el 2015, alcanzando a 175 millones de personas, (Informe Panorama Social de América Latina, 2015)7.

El Estado asume una función reguladora y opera, conjuntamente con el sector privado, políticas sociales focalizadas, asistencialistas, de carácter emergente, de alivio de la pobreza. Como una forma de adueñarse del fondo público, el capital financiero se vuelve un intermediario de programas de transferencia de renta, los cuales se constituyen en una transferencia monetaria directa a individuos o a familias, a través de programas condicionados y focalizados en familias pobres y extremadamente pobres, programas que se han expandido por toda América Latina en las dos últimas décadas. Tales proyectos, fueron ideados por los organismos multilaterales como estrategia para enfrentar la miseria.

Se trata de un viejo/nuevo patrón de políticas sociales. Recuerdo que las políticas sociales siempre fueron instrumento de concesión y coerción de los trabajadores. Pero son también instrumentos de legitimidad y de conquista. Lo que se anula es exactamente ese significado de las políticas sociales como instrumento de conquistas, para transformarse en el resultado de política de gobierno, instrumento de legitimidad, de tutela, y vulnerar esa población. Tales políticas sociales, por su constitución, no tienen ni la pretensión, ni la posibilidad de erradicar la pobreza, apenas pueden enfrentar la indigencia o la pobreza absoluta.

La expansión de las políticas sociales y la ampliación de programas de transferencia de renta en toda América Latina ha contribuido con la ampliación del mercado de trabajo profesional; sin embargo, las investigaciones muestran que ese mercado está cada vez más precarizado. Los estudios realizados en varios países de América Latina sobre el Trabajo Social han demostrado que las condiciones de empleo de los profesionales se caracterizan por una legislación laboral flexible, subcontratación de los profesionales, proliferación de diferentes modalidades de contrato de trabajo, condiciones cada vez más precarias e inestables, flexibilización de los salarios y de las jornadas de trabajo, aumento del pluriempleo, rotación en los puestos de trabajo, inestabilidad e inseguridad.

7 Los Programas de Transferencias Condicionadas atendieron en 2011 a 113 millones de personas (19% de la población latino-americana) con una inversión próxima a 0,4% del PIB regional, según el estudio Programas de Transferencias Condicionadas: Balance de la experiencia reciente en América Latina y el Caribe. Cito algunos de estos programas: Progresa con oportunidades (ahora prospera), de México; pero también, Familias en Acción, de Colombia, o Juntos del Perú), (como Chile solidario o la Red Unidos de Colombia), Bolsa Familia, Asignación Universal por Hijo en Argentina, Programa Nuevo Régimen de Asignaciones Familiares (2008) en Uruguay, Programa Avancemos de Costa Rica (2006) A ese respecto: http://repositorio.cepal.org/bitstream/handle/11362/27854/S2011032_es.pdf?sequence

Todavía es importante mencionar que la Cepal considera la necesidad de generar nuevas políticas para superar la pobreza y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe: lo que ha sido llamado Desarrollo social inclusivo8.

Ese nuevo modelo de política social, considera “…al trabajo -la llave maestra para la igualdad: evolución positiva de los indicadores del mercado de trabajo”. Dicen que -la protección social debería garantizar un grado de bienestar que permita sostener niveles de calidad de vida considerados indispensables para el desarrollo, facilitar el acceso a los servicios sociales y fomentar el trabajo decente9. Según el documento, el programaobjetiva a …una visión integral y sistémica de la protección social, lo que permite superar la falsa dicotomía focalización-universalización.

En la misma dirección se encuentran las orientaciones de la Unión Europea, en lo que concierne a las políticas sociales orientadas por la -lógica de la activación, cuyo objetivo es la inserción en el mercado de trabajo. Para los partidarios de esa política, la activación viene en la dirección contraria a la política pasiva (compensatoria), acciones marcadas por contenidos disciplinarios, punitivos y basados en contrapartidas en relación con los beneficios recibidos, en la perspectiva de que deban ser auto-sustentables (Abrahamson, P., 2009 & Ferrera, M., 2000.).

Lo que hay de común entre ellas es el hecho de que se dirigen al desarrollo de las potencialidades de los sujetos que deberán, por iniciativa propia, promover su salida de la condición de pobreza, en la creencia de que muchas veces solo les faltan oportunidades, visión presente en los documentos de los organismos internacionales, en especial del Banco Mundial y el PNUD.

8 Sugiero la consulta del documento in: http://www19.iadb.org/intal/intalcdi/PE/2015/15836.pdf

9 En esa dirección está el Proyecto -Puente al Desarrollo, desarrollado en Costa Rica en el gobierno de Luis Guillermo Solís. Dice el Programa: “…es una estrategia que rompe con el enfoque asistencialista y busca apoyar a las familias brindando oportunidades para que puedan avanzar hacia la independencia económica mediante el aprovechamiento, la generación y potencialización de sus capacidades”. Consultar: http://presidencia.go.cr/puentealdesarrollo.

Frente a este contexto, hemos visto la ampliación de competencias direccionada hacia el control de lo social, a través de la utilización de tecnologías, sistemas e instrumentos, que se realiza sutilmente por la vía de las políticas sociales. En consecuencia, nuestro rico ejercicio profesional se reduce a la verificación de los criterios de elegibilidad, de los requisitos de condicionalidades, a la operacionalización de leyes y manuales.

Hemos observado que el perfil de profesional exigido por las políticas sociales es el de técnico general llamado a hacer de todo un poco.

Se nota una clara tendencia a dos procesos que se complementan: la “desespecialización” y la desprofesionalización. En la medida en que el asistente social es llamado a realizar todo tipo de actividades y otros profesionales asumen funciones que históricamente han correspondido a las solicitudes socio-institucionales de asistentes sociales; cuando se observa la exigencia de una actuación polivalente y la presión para asumir múltiples funciones inespecíficas, esos cambios en el contenido del trabajo profesional tienden a eliminar los contenidos concretos de las formaciones disciplinares, como parte de un modelo donde se busca diluir las particulares inserciones profesionales en un conjunto de actividades simples y comunes, que todos los profesionales deben cumplir, y para las cuales no todos están calificados.

En las actuales formas de organización del trabajo, el énfasis recae en el trabajo de equipo donde los trabajadores deben ser capaces de desempeñar múltiples tareas, pasando de una a otra, sin dificultad. Por tanto, las tareas deben ser simplificadas y equilibradas, abstraídas de contenido concreto, de conocimientos teóricos y reflexivos y de modos de hacer específicos, son configuradas como actividades transdisciplinarias. Las actividades cada vez más simplificadas10, facilitan la eliminación de las diferencias y ecualización de todos los trabajos a un único denominador: las normas, los manuales, los procedimientos técnicos de la política.

¹º Por ejemplo la inserción del asistente social en algunas agencias del Instituto Nacional de Seguro Social, en general en pequeños municipios, se da como orientador profesional. Los propios profesionales consideran que hay una subutilización de su fuerza de trabajo, en la medida en que innumerables actividades son administrativas y no exigen formación en servicio social para su desempeño.

Al mismo tiempo hay una transferencia de las históricas atribuciones de los asistentes sociales para otros trabajadores¹¹, un ejemplo de los agentes comunitarios en la salud y orientadores de rehabilitación en la seguridad social, tales funciones pueden ser ejercidas por cualquier profesional: fisioterapeuta, terapeuta ocupacional, fonoaudiólogo, entre otros. Como veremos, la lógica de la formación por competencia atiende a esa estrategia.

Hemos visto un retorno a un (neo) tecnicismo, el refuerzo del perfil socio-técnico, los manuales pasan a dirigir el ejercicio profesional, sobre todo de los programas gubernamentales de las políticas sociales. Es importante destacar que la estandarización facilita el entendimiento de la meta, donde las políticas son operadas sin cualquier sentido crítico.

La exigencia del cumplimiento de metas cuantitativas implica la disminución de la calidad de los servicios prestados, y exacerba la competencia entre los profesionales, así como el aumento del desgaste físico y mental de los profesionales.

En el Brasil estamos haciendo algunas investigaciones en las cuales los trabajadores sociales somos los profesionales que figuramos en tercer lugar en la estadística de las actividades, y donde los trabajadores se enferman con problemas de salud mental.

Se evidencia, también, que ese patrón de políticas sociales minimalistas, emergentes, selectivas, focalizadas, basadas en criterios y en condicionalidades, necesita de un perfil determinado de profesional que, lo que parece, es que ha sido construido por los cursos de grado a distancia12.En ese entendimiento, el papel de la educación es central para sacar los países de la encrucijada en que se encuentran.

En la actual fase de financiación y en el contexto de su crisis estructural, el capital recurre a la educación y la utiliza como instrumento de legitimidad y cohesión social. Si la educación siempre fue vista por el capital como -un tesoro por descubrir¹³, ahora la salida de la crisis presupone la exploración de mercados en la esfera de los servicios, de modo que la política de educación se constituye por dos lógicas que se complementan: política emergencial/ asistencial y la lógica del mercado y de los empresarios.

¹¹ En Brasil podemos citar ejemplos de los agentes comunitarios en la salud y orientadores de rehabilitación en la Seguridad Social; en Costa Rica una nueva carrera profesional se gestó: los promotores de la salud, o la carrera de personas cogestores sociales, en donde se incluye y homogeniza a diversas profesiones en torno de un conjunto de funciones/ competencias.

¹² Tanto en Brasil cuanto en Puerto Rico esta modalidad de enseñanza ya es una realidad dramática.

¹³ Mención al informe para la Unesco de la Comisión Internacional sobre Educación para el siglo XXI, de Jacques Delors publicado en 1998.

4.Las políticas educacionales y el perfil de profesionales aptos para el mercado

En el contexto de la profundización de la crisis del capital, se recupera la funcionalidad de la educación en lo que atinge a la construcción de la subjetividad y de la sociabilidad adecuadas al perfil del trabajador que se constituye en la justa medida de los intereses del capital y que viene a atender las necesidades de reproducción del modo de producción capitalista en su etapa actual.

Nunca es demás reforzar que este modelo educativo, resultado del acuerdo entre el capital industrial e instituciones bancarias, necesita de una política de expansión desordenada y de una ideología que la sustente.

En los países de América Latina, las contra-reformas en la Educación han sido hechas en la dirección de su masificación desordenada y sin calidad. Se trata de un proceso de titulación donde organizaciones empresariales pasan a invertir en este rentable mercado. En Europa, ejemplar es el Pacto de Bolonia firmado en 1999, cuyo proceso tuvo como objetivo la construcción del Espacio Europeo de Enseñanza Superior.

Ambos procesos históricos fueron constituidos como parte de las recomendaciones del Banco Mundial (BM) y de la Organización Mundial de Comercio (OMC), como uno de los requisitos para la formulación y reforma de la enseñanza superior, buscan atender las necesidades del capital y de su crisis inminente. La citación muestra que, en los espacios territoriales y culturales diferentes, la lógica que articula y da unidad a las políticas educativas en los países centrales y periféricos es la misma.

En estas letras de Lima:

La materialización de esa noción ocurre en los países centrales y periféricos. En los primeros, este proceso es conducido, sobre todo, por el Acuerdo de Bolonia [...] firmado por los países europeos. En los países periféricos, como Brasil, este proceso fue conducido por el gobierno federal de Cardoso a Lula da Silva [y también incluían el gobierno de Dilma Rousseff], presentando la certificación en larga escala y la masificación de la formación profesional como sus horizontes político-pedagógicos (Lima, 2013, p. 12).

Las políticas educativas históricamente se vienen constituyendo en instrumentos utilizados para forjar el perfil socio-histórico de los profesionales y la sociabilidad necesaria a los padrones de acumulación capitalista. Hay una pedagogía de educar para el periodo de desempleo estructural. Ella está basada en valores del liberalismo clásico, postula a la naturalización del individualismo, la competitividad, el utilitarismo, la adaptabilidad a las condiciones más adversas que el mercado impone, la flexibilidad, que significa responder con creatividad a la dolorosa explotación a la que estamos cada vez sometidos.

En esta pedagogía se exige la condición de que los trabajadores sean explotados por el mercado, y los hace responsables de su propio empleo; se priorizan soluciones rápidas, ligeras, tecnocráticas y la concepción de una educación sinónimo de entrenamiento, que fortalece la clave del éxito personal. De esta manera, educación y conocimiento son factores de producción, con predominio de las demandas del mercado. En la sociedad del conocimiento, lo que se exige no es un conocimiento más cualificado, sino, al contrario, un saber práctico-empírico utilitario basado en competencias”14: para resolver problemas, para saber hacer (y no para pensar), direccionadas a buscar soluciones, especialmente, en un contexto de inestabilidad, de desempleo, de precariedad y a la vez de una tendencia de -uno mismo. Se requiere un trabajador que tenga la capacidad de ser flexible y que construya sus propias condiciones para laborar, lo que significa la capacidad para mantenerse en el mercado a cualquier costo.

Un aspecto importante en el modelo educativo vigente es que las universidades ya no tienen el monopolio de la enseñanza superior: otras organizaciones son llamadas a presentar servicios educativos, especialmente para las empresas¹5.

14 En los años de 1970, países centrales (empezando por Alemania) consideraban las nuevas exigencias de gestión del trabajo, y comienzan a utilizar el modelo de las competencias. Los críticos de ese modelo apuntan al hecho de que es especialmente individualista, centrado en el sujeto que pasa a gerenciar su vida, carrera, empleo. Ese modelo considera a todos los trabajadores como asociados, gerentes de sí mismos, con lo que se produce una mayor fragmentación de los trabajadores y se dificulta, aún más, la formación de la identidad de clase.

15 No es casual que las instituciones empresariales mantengan lo que llaman universidades corporativas, orientadas a la formación del -nuevo trabajador (algunos se refieren, inclusive, al nuevo hombre) que son los colaboradores. Según Otranto (2007): -la universidad corporativa no es una universidad, y si una nueva denominación de los Centros de Entrenamiento y Desarrollo de Recursos Humanos de grandes empresas (realizados, muchas veces, a través de la modalidad a distancia). En el artículo que consultamos, la autora hace serias reflexiones críticas y hasta denuncias sobre ese tipo de -emprendimiento. No está de más recordar que la educación es un gran negocio. Disponible en http://www.anped11.uerj.br/30/GT11-2852--Int.pdf. Acceso octubre de 2015.

Gaudencio Frigotto, educador brasileño, retrata ese perfil con las siguientes características:

[...] la educación profesional se vincula a una perspectiva de adiestramiento, acomodación, así mismo que se utilicen nociones como las de educación polivalente y abstracta. Se trata de conformar un ciudadano mínimo, que piensa mínimamente y que cuestiona mínimamente. Se trata de una formación en una óptica individualista, fragmentaria - que ni siquiera habilite el ciudadano y le dé derecho a un empleo, a una profesión, tornándolo apenas mero “empleavel” disponible en el mercado de trabajo sob los designios del capital en su nueva configuración (2001, p. 80).

Para responder a las exigencias del capital, la formación por competencias y habilidades se adapta “como un guante” a las necesidades del mercado de trabajo. La educación adopta la misma lógica pragmática y productivista propia de las organizaciones empresariales (Chaui, 1999). En esa lógica está insertan la enseñanza a distancia y las maestrías profesionales, todas ellas muy bien cobradas, junto a los cambios y a las exigencias de polivalencia de los docentes (somos los polidocentes). Otra tendencia es que las instituciones de enseñanza superior no sean prerrogativa del profesor doctor. Ahora, la legislación faculta la participación de especialistas profesionales con un saber práctico reconocido. Esos cambios producen la sustitución degradada del trabajo docente con titulación por el profesional especialista que, sin estabilidad y con un salario más bajo, se adapta a los intereses de las empresas que actúan en el mercado de la enseñanza superior16. En ese modelo de educación, orientado por el pacto de Bolonia, opera un aligeramiento y una reducción en el tiempo de formación y se limita la enseñanza universitaria al entrenamiento e inserción en el mundo del trabajo. Esa concepción de formación por competencias se confronta con la formación por especializaciones o formación disciplinar. Están puestas las condiciones en las cuales, paradójicamente, la formación graduada y pos-graduada va a ocurrir. Es necesario tener clara la forma en que este modelo amenaza la formación de un perfil profesional intelectual humanista, crítico, propositivo.

16 En Brasil hay innumerables ejemplos: especialistas en temas microscópicos, sub-contratación de tutores, educadores y supervisores, en sustitución de la contratación del docente con titulación compatible. Esa subcontratación, sin duda, en el nivel inmediato, atiende al capital y al trabajo, pero esa es más una mistificación de la lógica del capital.

Consideraciones finales

Frente a ese contexto no caben inmovilismos. Es preciso rescatar la función social de la formación profesional graduada y pos-graduada crítica y de calidad para responder a los dilemas de nuestro tiempo histórico.

Solamente la apropiación de un referente que analice críticamente la sociedad burguesa, que recoja sus fundamentos, lógica e históricamente, es capaz de ayudarnos a identificar, en estos tiempos sombríos, la luz que orienta la organización y las luchas de la clase trabajadora.

Conocer las mediaciones mediante las cuales se vinculan los países latinoamericanos es un fértil camino para la interpretación de los trazos que marcan al Servicio Social contemporáneo. Es necesario que la profesión, en los diversos ámbitos de su actuación, sea capaz de dar nuevas respuestas socio-profesionales y políticas, tanto desde el punto de vista técnico-profesional como académica y políticamente. Es preciso, también, buscar estrategias para el enfrentamiento colectivo y articulado de otros sujetos políticos y profesionales; para lograrlo la formación graduada y pos-graduada calificadas constituyen una estrategia fundamental. Algunas exigencias se imponen hoy en la formación profesional.

Es importante reconocernos como intelectuales. El asistente social no es un técnico, sino un intelectual, que elige, que defiende valores y tiene convicciones políticas.

No puede obviarse nuestra competencia analítica para saber diferenciar la educación que forma y la educación que deforma.

Es necesaria una base común, principios, orientaciones para la construcción de proyectos académico-pedagógicos en los diferentes países. Tenemos que discutir cuál es el perfil del Trabajo Social que queremos, un perfil de trabajador social que se perciba como parte de la clase trabajadora.

Hemos observado un alejamiento de la formación profesional de los sujetos individuales y colectivos con que trabajamos. Las luchas sociales están ausentes de la formación. ¿Cuánto se ha invertido en esa capacitación de profesionales para actuar con movimientos sociales en la educación de base? ¿Cómo se ha apoderado la teoría crítica de los estudiantes y profesionales? ¿La teoría crítica ha provocado cambios desde el punto de vista de los conceptos y preconceptos, y ha permitido confrontarlos con la realidad?

Es necesario integrarnos a los movimientos de resistencia a la devaluación de la educación en América Latina y el Caribe, y reafirmar una concepción de educación pública, gratuita, laica, de calidad y socialmente referenciada, según los modelos de la Reforma de Córdoba (AR).

Me gustaría enfatizar el papel del movimiento estudiantil organizado en la formación profesional. Los estudiantes individualmente y a través de sus entidades representativas tienen que constituirse en protagonistas de sus propios procesos de formación, y contribuir a la definición del perfil profesional, del modelo de investigación y extensión, del proyecto pedagógico que pretenden. De la misma manera, es imprescindible repensar el papel y la importancia del docente, que necesita de plenas condiciones de trabajo y de una fuerte organización sindical que lo represente.

Es imperativo desarrollar análisis rigurosos y críticos, conocimientos sólidos fundamentados en investigaciones sobre los espacios laborales para que se pueda hacer una crítica ontológica de las condiciones de trabajo y de la cotidianeidad del profesional.

Necesitamos de investigaciones que produzcan conocimientos sobre la realidad latinoamericana y caribeña, y sobre el Trabajo Social en la región. Necesitamos articularnos, realizar intercambios académicos e investigaciones para grado y pos-grado.

Finalmente, es imprescindible la organización de eventos como este, para construir los caminos conducentes a un proyecto profesional latinoamericano que incorpore una concepción del Servicio Social, pero que vaya más allá de eso: discuta principios y prácticas socio profesionales y políticas, conocimientos y metodologías de investigación. Proyecto que sea nuestro horizonte, que esté conectado con un proyecto de sociedad emancipada. Que contemple la emancipación de toda América Latina realizando el sueño de Bolívar, Martí y Artigas: la construcción de la Patria Grande, nuestra América Latina.

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