4

2

Una sonrisa latina

Marta Eugenia Picado Mesén*

Con sonrisa amplia y sincera, ojos chispeantes de mirada inteligente, así transita Rigoberto Astorga Morales por los pasillos de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica. Llega procedente de Paraíso, su tierra natal, donde crece con sus hermanos Gerardo, Flory, Rodolfo, Alexis, Vera y Francisco, con sus padres Virginia y José a quienes honra hasta el final de sus días. Este ligamen a su familia de origen, lo conserva hasta sus últimos momentos, pues siempre extendió sus manos colmadas de bondad a sus padres, hermanos y sobrinos.

Estudia en la Escuela Juan Santamaría de Curridabat y en el colegio público del mismo cantón, se distingue como estudiante disciplinado y curioso. En 1991 se licencia en Trabajo Social y, en el 2000, logra su posgrado en Administración de Negocios. Siempre combinó sus estudios con el trabajo remunerado y voluntario. La vida académica lo lleva a vincularse con poblaciones excluidas, a soñar con las más sentidas utopías de alcanzar una sociedad justa e inclusiva. Los senderos de su vida lo conducen por varias instituciones nacionales e internacionales que le permiten atisbar alternativas para sumar al cumplimiento de sus sueños.

Desde el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en la jefatura del departamento de Protección Especial al Trabajador, como jefe del departamento de las Guarderías Infantiles de la dirección de Seguridad Social incuba sus inquietudes acerca de la prevención y atención del trabajo infantil, la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes, el maltrato a la población infantil y adolescente. Además, impulsa y lidera el primer Plan para la Erradicación del Trabajo Infantil y Protección de la Persona Adolescente Trabajadora de Costa Rica.

Jenny Murillo su jefa y compañera manifiesta:

…Desde un inicio se le pudo observar el respeto que siempre ostentó por sus superiores, sus condiciones de líder, facilidad para trabajar en equipo y la responsabilidad en el cumplimiento de las labores encomendadas. Afable, comunicativo, visionario, deseoso de superarse, querido y respetado por sus compañeros (as)… Rigoberto logró gran espertise en el tema de Trabajo Infantil y Adolescente, lo que lo llevó a trascender de la labor ministerial para proyectarse a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), y posteriormente en el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), ocupando altos cargos con gran éxito y dejando muy en alto nuestra profesión. Recordaremos su legado por siempre.

Desde este escenario de su vida laboral se proyecta a todo el territorio nacional, pero sobre todo ocupa un papel relevante en la construcción de política pública que, gracias a su personalidad, impulsó de manera participativa, con una efectiva coordinación institucional y una probada capacidad para escribir y dejar constancias de sus aportes en las distintas temáticas; pero, también en el quehacer del trabajo social.

Destaca como investigador en Centroamérica y el Caribe por su trabajo en distintos organismos internacionales presentes en la región, hasta llegar a consolidarse como un funcionario internacional para la OIT/IPEC, donde se desempeña por un lapso de 21 años. Desde este escenario contribuye a consolidar equipos de trabajo en Costa Rica, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Haití y República Dominicana, con el fin de prevenir y eliminar las peores formas de trabajo infantil. El ocaso de su vida le llega, justamente, cuando se desempeñaba como gerente de programas en la oficina de Unicef en Asunción, Paraguay.

Un trabajo altamente reconocido por la Unicef y que se resume en las palabras del señor Atul Khare, secretario general adjunto de Apoyo Operacional cuando señala:

En nombre del sistema de las Naciones Unidas, permítame expresarle una vez más mis más sentidas condolencias por el fallecimiento del señor Rigoberto Astorga, que demostró en todo momento su dedicación a los objetivos de la Organización y su compromiso de servir a los necesitados hasta el punto de sacrificar su vida por esa causa.

Esta experiencia en Paraguay se constituye en una gran aventura familiar. Desde aquí, también dirige un prisma de investigaciones en Centroamérica y el Caribe. A sus habilidades como investigador, se sumaron la capacidad de negociación, coordinación, evaluación y la de educador popular permeada por su verbo fluido, atento, elocuente y cariñoso.

No en vano Aida, Amanda, Andrés y Mónica, su familia más cercana, destacan en él:

Su don de servicio, su capacidad de desprendimiento, él no podía decir no, era talentoso, brillante y muy trabajador...fuimos una familia internacionalizada, educada en la diversidad, en un ambiente de cariño…

Ese desprendimiento lo demostró una vez más en sus aportes a la organización gremial. El Colegio de Trabajadores Sociales de Costa Rica fue beneficiario de sus contribuciones cuando, en los años 1996 y 1997, ejerció su presidencia con solvencia y entrega, aportó al fortalecimiento de la identidad gremial con base en principios de transparencia, solvencia ética, solidaridad y participación. Además de la presidencia, lo vimos desempeñarse como representante del Coltras en diferentes instancias nacionales e internacionales entre las que se destacan: su participación en la elaboración del Perfil de Trabajo Social en Costa Rica y su cúmulo de experiencias puestas al servicio del trabajo social centroamericano como miembro del Consejo Directivo de la Coordinadora Regional de Trabajo Social para América Central.

Rigoberto dejó una huella invaluable e indeleble en su familia, su comunidad gremial, en Costa Rica y en América Latina; marcó a personas e instituciones con su solidez teórico-metodológica, su disciplina, sus utopías y su inspiración, su compromiso social y político, su carisma; pero, sobre todo, con el cariño expresado en su amplia y sincera sonrisa. A los 54 años de edad, como gremio le decimos adiós y… GRACIAS, GRACIAS, COMPAÑERO.

• Maestría en Trabajo Social, catedrática jubilada de la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica.