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Los inicios del Trabajo Social en la Universidad de Costa Rica: pasos en un camino de autonomía política y curricular1

Yessenia Fallas*

Resumen

Este artículo expone parcialmente los resultados de una investigación sobre los inicios del Trabajo Social en Costa Rica. Varias determinaciones de este proceso han sido objeto de análisis en el país; sin embargo, este artículo no solamente se centra en el espacio de la formación, sino que, además, expone la forma en la que sucedió el tránsito de la Escuela de Trabajo Social, desde las instancias originarias de carácter pseudoprivado, hasta la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Costa Rica y, luego, consolidarse como una unidad académica independiente en la Facultad de Ciencias Sociales. El objetivo de esta exposición es analizar la relación de este proceso con las determinaciones históricas que marcaron la presencia de diversas orientaciones en la formación profesional, y las necesidades sociales a las que esa formación respondió.

Palabras Clave: formación de profesionales, universidad, trabajo social, capital, autonomía educativa.

*PhD en Trabajo Social. U de Río de Janeiro. Máster en Trabajo Social con énfasis en investigación, UCR. Licenciada en Trabajo Social. Profesora e investigadora en la Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica.

Entregado: 15-11-2023

Aprobado por el Consejo Editorial: 20/6/2024

1Este artículo se desprende del trabajo final de graduación de maestría en Trabajo Social titulado Fundamentos teórico-metodológicos en el Trabajo Social costarricense, 1942-1970: un análisis a partir de sus mediaciones constitutivas.

The Beginnings of Social Work at the University of Costa Rica: Steps Toward Political and Curricular Autonomy2

Yessenia Fallas*

Abstract

This article partially presents the results of research on the beginnings of Social Work in Costa Rica. Several aspects of this process have been analyzed in the country; however, this article not only focuses on the training space but also explores the transition of the School of Social Work from its origins in pseudo-private entities to the Faculty of Economic Sciences at the University of Costa Rica, eventually being established as an independent academic unit within the Faculty of Social Sciences. The aim of this presentation is to analyze the relationship between this process and the historical determinations that shaped the presence of certain orientations in professional training, as well as the social needs to which that training responded.

Keywords: professional training, university, social work, capital, educational autonomy

* PhD in Social Work from the University of Rio de Janeiro. Master’s in Social Work with an emphasis on research, UCR. Bachelor’s in Social Work. Professor and researcher at the School of Social Work, University of Costa Rica.

Submitted: 15-11-2023

Approved by the Editorial Board: 20/6/2024

2This article is derived from the final graduate work for a Master’s degree in Social Work entitled, “Theoretical-Methodological Foundations in Costa Rican Social Work, 1942-1970: An Analysis Based on its Constitutive Mediations.”.

Introducción

La constitución de la primera Escuela de Trabajo Social de Costa Rica fue un proceso marcado por la consolidación del proyecto nacional capitalista comandado predominantemente por la socialdemocracia. En ese sentido, es fundamental comprender el proceso de reproducción de la 3Escuela de Servicio Social y sus fundamentos en términos de la reproducción contradictoria de las condiciones histórico nacionales que se vinculan con las tendencias generales del capital durante ese periodo, a partir de los siguientes elementos:

a. La incorporación de la demanda institucional del naciente proyecto reformista (intervencionista), que dará cierta dirección al plan de estudios y a la formación profesional.

b. El desarrollo de la Universidad de Costa Rica, que se expresa en concreto a partir de las reformas universitarias de 1957 y 1972, y reproduce las condiciones histórico - nacionales.

Aunque es cierto que los orígenes y primeros años del desarrollo, tanto de la formación como de la propia Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Costa Rica, han sido tratados en diferentes investigaciones4 desde la década de 1970, en este artículo la exposición se centra en la forma en que se desarrolló la relación entre diversos actores, al interior de la institución universitaria, como elemento que limitó o potenció la constitución del Trabajo Social como una unidad académica autónoma dentro de la institución, con un cuerpo docente específico y con una direccionalidad en la formación de cuadros profesionales que más tarde sería fuertemente impactada por el desarrollo de las ideas progresistas en América Latina, y determinaría los cambios administrativos y de ubicación de la Escuela en la estructura universitaria.

La Universidad de Costa Rica y la reproducción de proyecto social capitalista

Al hablar de la formación profesional y de los fundamentos a partir de los cuales se desarrolla la Universidad es fundamental partir de las condiciones económicas y sociales que caracterizaron al país durante las décadas de 1940-1960, pues mediaron en la conformación de esos fundamentos, sobre todo en relación con las demandas que la acción estatal le planteaba a la Escuela de Servicio Social.

Sin duda, un elemento que adquiere especial significado en el marco de esa mediación es la constitución de la Universidad de Costa Rica, única institución de formación profesional en el país y que, por esa condición, absorbió5 la escuela pseudoprivada6 con la que inició el proyecto original de Escuela de Servicio Social (Campos et al, 1977).

Las transformaciones de los fundamentos que dieron origen a esta institución y su papel en la concreción del ideario socialdemócrata durante los años cincuenta y sesenta son también determinantes en el desarrollo de la Escuela de Servicio Social. Por esa razón, a continuación, se hará una síntesis de los principales rasgos de la Universidad de Costa Rica, y de la forma en la que esta se desarrolló en el marco del proyecto capitalista en el país durante los primeros años de su creación.

La Universidad de Costa Rica se fundó en 1940 durante de la administración de Rafael Ángel Calderón Guardia. En el artículo primero de la Ley de creación de esa casa de enseñanza se establece que: “tendrá por misión cultivar las ciencias, las letras y las bellas artes, difundir su conocimiento y preparar para el ejercicio de las profesiones liberales” (Ley orgánica de la Universidad de Costa Rica, 1940).

3En este artículo se utilizará el término Escuela de Servicio Social para referirse a la institución hasta la década de 1970, primero como escuela pseudoprivada y luego como departamento y unidad académica de la Universidad de Costa Rica y que, posteriormente, se denominará, hasta hoy, como Escuela de Trabajo Social.

4Algunas de ellas son: Guzmán, L. (1973). Una estrategia para el cambio en el trabajo social costarricense y de la sociedad: Aspectos táctico-metodológicos y estructurales Tesis de licenciatura, Universidad de Costa Rica, Costa Rica. Casas, G. (1975). Evolución histórica del servicio social costarricense. Tesis de licenciatura, Universidad de Costa Rica. Campos, Iveth; Emilia Molina; Lorena Molina y Ana Ruiz (1977). Evolución social de la estructura académica de la Escuela de Trabajo Sociales Costa Rica. Tesis de licenciatura, Universidad de Costa Rica. Esquivel, F. (2003). Génesis y reproducción del Trabajo Social en Costa Rica. Tesis de maestría. Universidad de Costa Rica. Mora, R. (1968) Algunos aspectos relacionados con la formación de profesionales en la Escuela de Servicio Social en la Universidad de Costa Rica. Tesis de licenciatura. Universidad de Costa Rica. Brenes, M. (2014). La iglesia católica y el trabajo social costarricense: Un análisis de la aproximación del clero al proceso de constitución profesional (1940-1952). Tesis de licenciatura. Universidad de Costa Rica.

5Como se verá más adelante fue justamente la demanda de profesionales por parte de las instituciones y el requerimiento de que tuvieran título universitario lo que potenció el traslado de la Escuela original a la Universidad de Costa Rica.

6En este artículo (como derivación de la investigación que le da origen) se considera pertinente utilizar el término pseudoprivada debido a que según (Campos y otras, 1977), pesar de haber tenido un carácter privado, el financiamiento fue provisto por instituciones estatales que requerían mano de obra

La relación con las profesiones liberales respondió, en principio, al hecho de que la demanda del mercado de trabajo profesional se concentraba en una cantidad limitada de campos que orientaron la constitución de las siguientes escuelas: Derecho, Farmacia, Agricultura, Pedagogía, Bellas Artes, Ingeniería, Ciencias y Letras, Cirugía Dental y Medicina.

Campos et al (1977) mencionan que, entre 1941 y 1957, la Universidad de Costa Rica amplió su oferta académica de ocho a once carreras profesionales, una de las nuevas unidades académicas fue la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, creada en 1943.

Estas mismas autoras señalan que debido a la fuerte tendencia que se presentaba en el crecimiento de las tasas de matrícula y a la asignación presupuestaria dirigida a las carreras de orientación técnica (Agronomía, Ingeniería, Odontología y Microbiología) durante esos años, se presupuso que era necesario que profesionales del ámbito científico y técnico atendieran las necesidades de la época y se insertaran en el aparato del Estado, cuya tendencia a partir de este momento fue expansiva.

Tal parece que la creación y el posterior desarrollo de la Universidad de Costa Rica están estrictamente vinculados con la necesidad de subsidiar los agentes profesionales demandados por las orientaciones de la fracción reformista7 del Estado.

Una prueba de la relación entre Estado y Universidad es la participación del primero en los aspectos de la vida universitaria “a través de convenios orientados a la investigación de temas importantes para el desarrollo del país” (Campos et al, 1977, p. 116). De tal manera que, la ampliación en las funciones del Estado, las características del modelo de desarrollo y las condiciones históricas propias de un patrón de acumulación floreciente de posguerra en el ámbito internacional, impactaron el desarrollo y la conformación organizativa e ideológica de la Universidad.

Un rasgo relevante en la orientación que siguió la Universidad en la década del 50 fue la creación de la Facultad de Ciencias y Letras que, según Campos et al (1977) marcó una inflexión en los principios liberales que caracterizaban el proyecto de universidad y la condujeron a la preparación de cuadros profesionales que respondieran a la orientación del desarrollo nacional. En este sentido un aspecto importante de destacar sobre el planteamiento del proyecto universitario, en la década de los 50, es la intencionalidad de la reforma de 1957, que según Campos et al:

(…) obedeció a la necesidad de reorientar el tipo de educación, ya no de corte liberal, sino fundamentada en nuevas concepciones de racionalidad, en el sentido de formar cuadros técnicos para el desarrollo económico y social del país con un trasfondo de neutralidad política (124).

Esta orientación no parece extraña en la coyuntura propia de esa época, pues concuerda con los principios e intereses hegemónicos que derivaron de los conflictos armados de 1948, que tenían una clara orientación socialdemócrata con objetivos específicos de tecnificar la acción del Estado y que, incluso, se contraponían a la visión liberal de conocimiento cuyo objetivo básico era su difusión, sin contemplar la formación de cuadros profesionales que respondieran al proyecto hegemónico de sociedad. La orientación que se dio a la formación en la Universidad de Costa Rica, y que influenció la formación de presiónales de Trabajo Social, puede ser observada en los planes de estudio de 1942 y 1954, los cuales están vinculados con la demanda profesional de las instituciones8.

Según Herrera y Rodríguez (1990) son las nuevas ideologías de corte progresista y revolucionario, en contraposición al liberalismo, las que caracterizan el terreno en el que se crea y desarrolla la Universidad de Costa Rica durante los primeros años. Para las autoras, hay ideas y proyectos de universidad que, aunque no logran concretarse, son antecedentes de su creación, por ejemplo, la presión de los sectores medios por una universidad para las grandes mayorías, no elitista y en concordancia con los principios de la Reforma de Córdoba.

Como antecedentes de su creación, señalan las intenciones que diversas fracciones de clase y líneas ideológicas tenían sobre la Universidad, según las autoras los reformistas aspiraban a una universidad moderna, forjadora de cultura nacional, formadora de hombres libres que desarrollaran la ciencia de los pueblos mediante un intenso nacionalismo defensivo y una gran fuerza moral y material.

Así desde su perspectiva, la creación de la Universidad de Costa Rica:

…es producto de una nueva etapa de transformación estatal que busca la implantación de políticas reformistas capitalistas (…) el tipo de universidad que encontramos en el proyecto de creación, pretende impulsar el desarrollo nacional y ofrecer más oportunidades educativas a las mayorías (Herrera y Rodríguez, 1990, pp. 54, 56).

Según las autoras la visión imperante era que la Universidad debía satisfacer la necesidad de formar cuadros profesionales para enfrentar los nuevos retos y propiciar el desarrollo de la cultura y las ciencias, asimismo, a pesar de que la universidad surgió en un contexto de ruptura con las ideas liberales no logró romper la herencia de la estructura “profesionalista” del modelo de educación napoleónico que segmentaba su organización en facultades aisladas. Por tanto, tiene sentido que algunos años después, la necesidad de profesionalizar la gestión de la política pública, fuera una de las determinaciones vinculadas al ingreso de la Escuela al conjunto de la oferta formativa de la Universidad de Costa Rica, pues la configuración del Estado demandaba la presencia de agentes ejecutores de la política social técnicamente capacitados y socialmente legitimados a través de la formación profesional.

Los congresos universitarios y la consolidación de la visión reformista

Un acontecimiento que marcó el rumbo de la Universidad en los siguientes años y que contribuyó al desarrollo de su función social, fue la realización del I Congreso Universitario en 1946, que centró su atención en el aislamiento que vivían las facultades que se orientaban solamente a la formación de cuadros profesionales. En este Congreso se presentó el “Plan General de Reorganización” que “afirma que las especialización prematura y limitadora de las Escuelas profesionales, son el resultado de la ausencia de una base académica humanística” (Herrera y Rodríguez, 1990, p. 78), y se planteó la necesidad de crear una Facultad de Humanidades con la función de unificar toda la labor humanista de la Institución, y que tuviera el carácter de escuela preparatoria para todas las facultades profesionales.

Sin embargo, la Universidad se fue configurando también como un espacio de lucha de grupos económicos e ideológicos nacionales. Así, por ejemplo, según las autoras, la consolidación del Centro de Estudios para los Problemas Nacionales, así como el papel de algunos estudiantes de la propia Universidad luego de pasado el conflicto bélico de 1948, favoreció que el grupo social-demócrata tuviera un papel hegemónico en la Universidad de Costa Rica. En el marco de esta hegemonía surgió con mayor fuerza la necesidad de proponer una reforma universitaria que estuviera centrada en la consolidación de la autonomía administrativa, económica y académica. Según las autoras “el modelo desarrollista de corte capitalista, que para entonces se está llevando a cabo en la región, vigoriza los esfuerzos tendientes, mediante las reformas universitarias, a poner al día y unificar las universidades centroamericanas de acuerdo a la necesidad de reacondicionar las entidades de la educación superior a este nuevo modelo económico9” (Herrera y Rodríguez, 1990, p. 82).

Para las autoras, los procesos de reforma de esos años se articularon con la redefinición de las funciones del Estado, a partir de la orientación de la política económica y del proceso de industrialización por sustitución de importaciones. Así, las autoridades universitarias formaron parte del liderazgo que asumió el poder político nacional a partir de 1948; en ese sentido se reflexionó sobre el papel que tenía que cumplir la Universidad dentro del nuevo modelo desarrollista.

A partir de 1953, con la llegada de Rodrigo Facio a la Rectoría de la Universidad se inicia un periodo de análisis de la reforma universitaria, con el objetivo de asumir los retos de la educación superior en el marco del nuevo modelo de desarrollo. Según los autores, la figura de Facio fue muy significativa en el desarrollo de la institución, no solamente porque ocupó el cargo de rector, sino porque fijó una direccionalidad para la formación universitaria. Esta labor estuvo marcada por la cercanía del rector Facio con los círculos socialdemócratas nacionales.

En 1955 se aprobó el proyecto de reorganización universitaria fundamentado en la creación de los Estudios Generales. Un nuevo Estatuto Orgánico, así como, una nueva reorganización académica se puso en marcha a partir de 1957, y se estableció como finalidad: “capacitar a los estudiantes para pensar provechosamente por sí mismos, para preocuparse por la búsqueda de la verdad, la justicia y la belleza, y para ejercitar juiciosamente sus derechos como miembros de la democracia costarricense” (Herrera y Rodríguez, 1990, p. 112).

La década de los sesenta fue una época de políticas de ingreso flexible a la Universidad, la Institución aumentó los programas de becas y de exención de pago de matrícula; en 1957 se eliminó el examen de admisión, que posteriormente, en 1960, volvió a ser aprobado con el fin de garantizar una base de conocimiento única para quienes ingresaban a esta casa de enseñanza, (Campos et al, 1977).

En el pensamiento de Rodrigo Facio son visibles las influencias de la revolución rusa de 1919, del New Deal norteamericano, del nacional-reformismo latinoamericano y de ideologías concomitantes como el marxismo, el Keynesianismo, las líneas mesoclasistas y reformistas de América Latina y el desarrollismo cepalino (Molina 1981). A pesar de que, en sus escritos de joven, planteó una oposición al régimen liberal capitalista con soluciones socialistas. El Facio maduro se resolvió en favor de un capitalismo regulado por el Estado; en su obra solamente varían los medios y la concepción de esa intervención (Molina 1981). Para Molina (1981), la visión marcadamente tecnocrática de Facio tendía a a la organización del poder por la vía de la burocratización estatal, pues permitió que ciertos sectores medios se consolidaran en algunas esferas de la administración pública.

La visión de Facio sobre la Universidad era, en primer lugar, la de formar los cuadros profesionales que requería el desarrollo nacional; en otras palabras, lo que él denominó como personal capacitado para satisfacer las necesidades técnicas; según Molina (1981) para Facio:

…los recursos humanos son el factor decisivo en el desarrollo económico (…) porque para producir más y mejor y para contar con más racionales y efectivos medios de distribución de la riqueza, se requiere antes que capital e inversiones, saber producir, saber usar capital, las máquinas, las técnicas, saber administrar, organizar, planificar y ejecutar (p. 176)

La década de los setenta fue escenario de importantes cambios políticos, ideológicos y académicos en la Universidad, que repercutieron en la Escuela de Servicio Social. En 1973, la Universidad de Costa Rica desarrolló un proceso de reflexión y análisis acerca del significado social de la institución en el contexto nacional (III Congreso Universitario). Como parte de los resultados de este proceso, se desarrollaron una serie de transformaciones políticas, ideológicas, filosóficas y teóricas que se manifestaron, entre otros ámbitos, en la estructura organizativa de la Universidad, por ejemplo, se creó la Facultad de Ciencias Sociales10, de la cual, la ahora llamada Escuela de Trabajo Social, empezó a formar parte.

Esta fue la base de la reproducción de la Universidad durante sus primeras décadas, y es en ese marco de transformaciones institucionales internas basadas en un escenario nacional, donde las ideas reformistas se tornaron hegemónicas. A La Escuela de Servicio Social respondía a estas ideas. Como se expondrá más adelante la finalidad impulsada por el proyecto universitario en el marco de la racionalización estatal encajaba con el propósito que orientó a la Escuela en sus primeros años, a saber, la capacitación y la acreditación técnica de cuadros profesionales y, posteriormente, la formación de cuadros profesionales demandados por el nuevo patrón de producción e intervención estatal nacional.

Los procesos de profesionalización y la necesidad de configurarse como una unidad académica autónoma fueron estimulados, no solamente por la demanda del proceso de desarrollo del Estado nacional; sino, además, por la intervención de organismos internacionales que, en sus evaluaciones11 señalaron la necesidad de que el estudiantado tuviera contacto con el ejercicio profesional a través de los cursos de práctica, y que la Escuela contara con un cuerpo docente vinculado a la profesión, y por las propias elecciones de una Escuela que al vincularse con el Trabajo Social latinoamericano empezó a necesitar de mayor autonomía académica.

Los primeros años de la Escuela de Servicio Social: transformaciones en su ubicación administrativa y organizacional

La incorporación de la Escuela pseudoprivada de Servicio Social a la Universidad de Costa Rica enfrentó las tensiones internas de la institución. Aunque esas tensiones tuvieron un corte administrativo en sus inicios, pasaron luego a ser de carácter teórico-político; además, expresaron las divergencias entre el carácter subalterno asignado a la Escuela durante sus primeros años12 y las demandas de organismos internacionales que solicitaban profundizar una formación especializada en Servicio Social.

La formación profesional de Trabajo Social en Costa Rica, durante los primeros años de la década de 1940, fue marcada por dos elementos cuyas consecuencias se observaron durante varios años. Por un lado, la naturaleza pseudoprivada de la primera Escuela de Servicio Social, por otro, el hecho de que la finalidad de la formación en los primeros años se orientara hacia la configuración de un proyecto de Trabajo Social criminológico que sería desplazado13 , en los años siguientes, por la demanda de cuadros profesionales que impulsaba el Estado nacional con perfil intervencionista a raíz de la configuración del proceso de acumulación de capital que se dio a partir de la década de 1940.

En el ámbito administrativo y organizacional, diversas acciones desarrolladas por la Universidad de Costa Rica marcaron el rumbo de la Escuela durante sus primeros años; así, el tránsito regular por diferentes espacios organizacionales expresa la valoración que se hacía de la Escuela en la Universidad de Costa Rica durante sus primeros años de existencia.

En tanto institución de carácter pseudoprivado la Escuela de Servicio Social tuvo una duración de dos años, pues fue en 1944 cuando pasó a formar parte de la Universidad de Costa Rica. Entre otras razones esto respondió a las dificultades que enfrentó por su carácter de institución “privada”; según Campos et al (1977), uno de los mayores problemas fue la imposibilidad de certificar la formación académica superior y ofrecer los títulos de bachillerato y licenciatura, de ahí que uno la Escuela pseudoprivada enfrentó importantes retos relacionados con los procesos de acreditación (diploma académico) de los estudiantes que egresaban, pues al carecer de rango universitario no podía certificar como profesionales a sus graduados.

Según Valverde (1992) durante los primeros años de incorporación del Pbro. Francisco Herrera a la dirección de la Escuela de Trabajo Social anexa a la Facultad de Ciencias Económicas se logró conseguir el título de “servidor social” para los estudiantes que completaban el currículo; razón por la cual los estudiantes debían seguir los cursos generales de la Facultad y los especiales de la Escuela. De ahí que el título obtenido era el de licenciatura en Ciencias Económicas con especialización en Servicio Social.

A pesar de lo anterior, el carácter de institución “certificadora”14 que preponderó durante la década de 1940, ante la creciente demanda de un Estado reformista en tránsito hacia un Estado cada vez más intervencionista (que generó la necesidad de que los funcionarios públicos encargados de la gestión de las políticas sociales tuvieran una calificación profesional), contribuyó a que la Escuela de Servicio Social se definiera, a lo interno de la Universidad, como una unidad académica de carácter subalterno. Esta situación provocó una serie de “vaivenes” institucionales, que determinaron una cierta marginalidad de la Escuela al interior de la institución pues inicialmente no mantenía una relación con la Facultad de Ciencias Económicas y, de hecho, ni siquiera pertenecían al mismo recinto.

Durante los dos primeros años de existencia (1942-1944) la dirección de la Escuela de Servicio Social de carácter pseudoprivado estuvo a cargo de su fundador, Héctor Beeche y del Dr. Santi Quirós Navino -ambos abogados-, este último ocupó el cargo de director hasta el año de 1946, (Esquivel, 2003). Durante los primeros años en que fue parte de la Universidad de Costa Rica, la Escuela estuvo localizada fuera del recinto universitario. Así, luego de enfrentar los problemas políticos y económicos que la lejanía con la Facultad acarreaba para su desarrollo, en 1946, el Consejo Universitario aprobó el reglamento que establecía que la dirección superior de la Escuela estaría a cargo del decano de la Facultad de Ciencias Económicas, la dirección inmediata a cargo del director; asimismo, indicaba que la representación en el Consejo de Facultad, tendría voz, pero no voto, lo que a todas luces generaba una cierta subalternidad de la Escuela durante sus primeros años en la Universidad de Costa Rica.

En 1947 la Escuela inició labores como Departamento de Servicio Social de la Facultad de Ciencias Económicas15, lo que no solamente tuvo consecuencias para en el plano administrativo, sino que también las tuvo en la configuración de los planes y los programas de los cursos impartidos por Escuela. Así, a partir de 1954 un conjunto de cursos -que no existían en el plan de estudios anterior (1942) formulado en el marco de la Escuela de carácter pseudoprivado- vinculados con la administración y la economía, empezaron a formar parte del plan de estudios (conjunto de cursos que para el año 1954 ocupaban el 14,8 %,), por lo que la formación profesional tenía un carácter administrativista, tal y como se observa en la tabla 1:

7Inclusive las autoras afirman que luego de 1959 el énfasis y apoyo presupuestario estuvo colocado en las carreras técnicas.

8Debe recordarse que 1957 se lleva a cabo una Reforma Universitaria en la que se ratifican los principios de racionalidad implementados desde la década de los cincuenta, en los que se expresa la necesidad de que la formación responda a las demandas técnicas del nuevo proyecto de Estado, asimismo se incorporan a la formación profesional los estudios humanistas (Campos et al, 1977). En 1972, se da otra importante reforma universitaria en la que se reelaboraron los fines de la Universidad y se reorganizó la institución administrativa y académicamente, en el marco del Tercer Congreso Universitario, “se replantean los principios de esta casa de estudios y se define la Universidad como institución orientada hacia el desarrollo de proyectos tendientes a un pleno desarrollo de los recursos humanos en función de un plan integral destinado a formar un régimen justo que elimine las cusas de la ignorancia y la miseria, así como la indebida explotación de recursos del país” (Campos et al 1977, p. 122).

9En 1948 se realizó el primer Congreso Universitario Centroamericano en El Salvador, que señaló entre otras cosas el papel de la Universidad en elevar el nivel de vida moral, intelectual y económica para obtener la libertad política y la justicia social (Herrera y Rodríguez, 1990).

10Fundada en 1974 como producto del III Congreso Universitario. Antes existía la Facultad de Ciencias y Letras producto de la reforma universitaria de 1957, con el III Congreso esta pasó a convertirse en tres facultades: una de Estudios Generales que hasta el momento era un departamento de la Facultad de Ciencias y Letras, otra de Ciencias Básicas y otra de Ciencias Sociales, a esta última perteneció la Escuela de Trabajo Social.

11En 1953 la Escuela de Servicio Social solicitó colaboración en materia de práctica a la ONU, para tales efectos esta organización nombró a la Dra. Llanusa quien en ese mismo año presentó un informe sobre la práctica en la Escuela, (Fallas, 2010)

12Ya Labens (1964) establecía en su informe de evaluación para la ONU acerca de la formación profesional, la necesidad de una mayor especialización de los cuadros graduados por la Escuela, así como un cuadro de docentes trabajadores sociales y no de otras profesiones, lo que se debía a la pertenencia a la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.

13Al respecto puede verse el artículo titulado Trabajo Social criminológico y demanda institucional en la formación profesional, 1940-1960: una relación en disputa (Fallas, 2023a).

14Se hace referencia de nuevo a las visitadoras sociales y a los llamados “trabajadores sociales empíricos” que requirieron la certificación de la Escuela de Servicio Social para desempeñar funciones relacionadas con los servicios sociales.

15 Sobre el desarrollo de su situación administrativa y académica existen algunas confusiones, pues por ejemplo el mismo Fco. Herrera en una correspondencia dirigida a Secretaria General a.i de la Universidad el 21 de mayo de 1964 señala: “deseo aclarar que en el documento de solicitud, enviado al Consejo, no se hace mención de la Escuela Normal de Costa Rica, sino a la Escuela de Servicio Social de Costa Rica, que fue adscrita a la Universidad en 1947” (ESS, 1964).

Tabla 1

Cursos vinculados con la Administración y la Economía,

según plan de estudios

Plan de estudios 1942

Plan de estudios 1954

Plan de estudios 1965

Principios de Economía

Principios de Administración

Principios de Administración

Administración de programa de bienestar social

Administración pública

Historia económica y social

Fuente: elaboración de la autora a partir de Campos et al (1977).

En 1949 un hecho importante marcará la historia de la Escuela por los siguientes 25 años, el nombramiento como director del presbítero Francisco Herrera. Durante una buena parte de la gestión de Herrera, los esfuerzos se orientaron a obtener una mayor autonomía para la unidad académica en el marco de su relación con la Facultad de Ciencias Económicas. Además, se planteó la necesidad de incorporar cursos de práctica en la formación, esto como parte de las recomendaciones16 de los organismos internacionales que se vincularon con la Escuela a partir de la década de los cincuenta17.

Sin embargo, no fue sino hasta el año de 1956, cuando la Escuela de Servicio Social pasó a ser reconocida como “Escuela” de la Facultad de Ciencias Económicas; es decir, como unidad académica de esa Facultad. Esta situación abrió la posibilidad de tener mayor autonomía administrativa y, por lo tanto, construir un currículo orientado a los intereses y las necesidades de la profesión, lo que culminó con la formulación del Plan de Estudios de 1965 y, además, posibilitó la creación de un título de licenciatura en Ciencias Económicas con especialización en Servicio Social (Campos et al 1977).

Según Mora (1968), la inquietud fue presentada por la Escuela en 1955, y se fundamentó en tres hechos:

a) creciente demanda de trabajadores sociales por parte de las instituciones, b) diferente orientación en el aspecto técnico y profesional, a la que tiene la Facultad de Ciencias Económicas, c) la inseguridad, la confusión y estado de crisis que produce esa situación en los estudiantes (p. 24).

El hecho de que la Escuela de Servicio Social perteneciera a la Facultad de Ciencias Económicas nunca dejó de ser una preocupación para las autoridades de la Escuela. Esto se percibe en el hecho de que, en 1959, se pretendía crear un Departamento que agrupara a las denominadas “ciencias del hombre”, con carreras como: Psicología, Antropología Cultural, Sociología y profesionales que “aplicaran estos conocimientos” en su trabajo como en el caso del Servicio Social (Adis, 1959).

Desde este momento, se propuso la posibilidad de que ese departamento ofreciera, entre otros, el grado de licenciatura en Servicio Social, como posibilidad de especialización con una duración de tres años (Adis 1959). Sin embargo, esto no se concretó y las consecuencias de estar vinculada a la Facultad de Ciencias Económicas prevalecieron, incluso en la década de los 60. De lo anterior da cuenta el informe presentado por Labens (1964) ante la ONU en el cual expuso el hecho de que la Escuela no poseía un cuerpo docente propio, tenía que solicitar profesores a otras unidades académicas y recurrir a profesionales en ejercicio y experimentados para acompañar el desarrollo de las prácticas. Incluso expresó, que, a pesar de ser parte de la Facultad de Ciencias Económicas, en ese momento, la Escuela no mantenía ningún vínculo, en términos del equipo docente, con esa Facultad.

Así, la búsqueda de autonomía administrativa por parte de la Escuela representaba, también, la posibilidad de abrir un camino hacia la autonomía política, teórica y curricular en la formación de profesionales en Trabajo Social. Esa búsqueda se intensificó con el pasar de los años pues las condiciones históricas del continente y del país generaron desafíos para la formación que tendría que impartir la Escuela. Entre ellos, las críticas a las formas tradicionales de comprender la función social de la profesión y la preparación de cuadros profesionales que la alejaban cada vez más de las tendencias teóricas y políticas reproducidas en la Facultad de Ciencias Económicas; en ese sentido fue fundamental el papel que desempeñó el Movimiento de Reconceptualización durante la década de 1960. Como parte de ese proceso de búsqueda, y de los cambios que la Universidad de Costa Rica vivió, a principios de la década de los setenta, la Escuela de Servicio Social empezó a desarrollar una mayor autonomía política y administrativa como lo revelan los cambios curriculares que impactaron la formación profesional. Así, por ejemplo, según Jones (1992) años más tarde y perteneciendo ya a la Facultad de Ciencias Sociales (luego del tercer Congreso Universitario) se le cambió el nombre a la unidad académica y se denominó Escuela de Trabajo Social.

Esta nueva organización/ubicación le dio a la Escuela de Trabajo Social una mayor autonomía para la formulación de sus planes de estudios, la configuración de la planta docente y, sobre todo, para determinar la orientación política y ética de la formación profesional. A partir de la década de 1970, fue determinante el movimiento de Reconceptualización del Trabajo Social latinoamericano, pues posibilitó una mayor vinculación con las ideas progresistas del momento.

En resumen, una determinada profesión obtiene legitimidad social a partir de la demanda y la función social que desempeñe. Además, esa legitimidad es un factor constituyente de la incorporación profesional al rango universitario. En el caso del Trabajo Social costarricense, la legitimidad y función social se materializó a partir de la demanda que fue establecida por un modelo de Estado particularmente reformista e intervencionista, que tendió a ensanchar los márgenes de actuación de la política social como forma de extracción de la plusvalía relativa operada a través de esa política y que, al mismo tiempo, constituyó una legitimación ideológica.

La demanda de cuadros profesionales en el seno del Estado y la legitimidad social que esto le confiere a la profesión, legitima también el hecho de que se formen universitariamente esos profesionales. En cuanto al Trabajo Social, esos cuadros fueron preparados, en primera instancia, de forma “pseudoprivada”, como ya se explicó, pero la necesidad de acreditar el grado profesional otorgado, propició su incorporación a la Universidad de Costa Rica, única institución de su naturaleza en el país en ese momento.

Estos son elementos de carácter histórico que acompañaron la incorporación de la Escuela de Servicio Social a la Universidad de Costa Rica; es decir, más que un asunto de carácter meramente personal o de orden burocrático, la incorporación a la Universidad respondió a la necesidad de legitimar la existencia de profesionales con formación superior para ejecutar y administrar la cada vez más fortalecida política social.

Asimismo, el vínculo con la Universidad, no solamente significó una tránsito por instancias administrativas universitarias hasta constituirse en una unidad académica con autonomía política, administrativa y curricular, sino que, además, tuvo un impacto en la formación de profesionales pues influenció la oferta curricular inicial que, más tarde, ya con un grado mayor de autonomía, se configuraría como una oferta plenamente vinculada a las transformaciones del Trabajo Social latinoamericano, sus debates, desafíos, continuidades y transformaciones.

El proceso de acreditación y reconocimiento administrativo y organizativo de la Escuela de Servicio Social en la Universidad de Costa Rica fue relativamente lento, pues para llegar a ser unidad académica independiente tardó doce años. La incorporación a la Universidad esta situación fue particularmente importante si se piensa en la autonomía (y orientación) tanto administrativa, como curricular de la Escuela. En la tabla 2 se resume la situación administrativa de la Escuela en sus primeros años de desarrollo.

16Ejemplo de ello es el curso de Supervisión impartido por la Dra. Llanusa, en 1953, para preparar a las personas que se harían cargo de las prácticas en la Escuela (Mora 1968), abriéndose formalmente los cursos de práctica en 1954.

17Al respecto puede verse el artículo titulado Los organismos internacionales y la formación profesional de Trabajo Social: 1950-1960 (Fallas, 2023b).

Fuente: elaboración de la autora a partir de Campos et al (1977), Mora (1968).

Tabla 2

Trayectoria organizativa y vinculación con la Universidad de Costa Rica

Periodo

Condición

1942 -1944

Escuela de Servicio Social de carácter pseudo-privado.

1944 -1947

Escuela de Servicio Social pasa a la UCR, adscrita a la Facultad de Ciencias Económicas.

1947- 1956

Departamento de Servicio Social de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCR.

1956 – 1974

Escuela de Servicio Social18 de la Facultad de Ciencias Económicas.

1974 – 2009

Escuela de Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCR.

Conclusiones

Las determinaciones históricas del desarrollo del país durante la década de los cuarenta y los sesenta parecieran estar orgánicamente articuladas a la orientación y a los elementos que la Escuela de Servicio Social coloca como fundamento de la formación profesional.

Además de eso, la comprensión del desarrollo de lo que hoy se conoce como Escuela de Trabajo Social debe ser analizada a partir de las condiciones administrativas y políticas internas de la propia Universidad de Costa Rica, pues ellas reproducen contradictoriamente las tendencias generales del país que, a su vez, se articulan al proceso de reproducción ampliado del capital.

El tránsito de la Escuela por diversas instancias de la Universidad, hasta llegar a ser una escuela de la Facultad de Ciencias Económicas (lo cual significó su autonomía administrativa), también trajo una cierta autonomía política y curricular, que se consolidará, posteriormente, cuando en la década de 1970 pasó a formar parte de la recién creada Facultad de Ciencias Sociales.

La forma en la que se desarrollan los elementos de carácter histórico externos a la Universidad y la forma en la que ellos se reproducen internamente marcó los rumbos de la Escuela, su vínculo interno y administrativo dentro de esa casa de estudios superiores y su desarrollo curricular; por tal razón, entender la forma en que se establecen las articulaciones de la Escuela con los procesos históricos más amplios es fundamental para entender el desarrollo de la primera Escuela de Trabajo Social en el país.

Referencias bibliográficas

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Fallas, Y. (2010). Fundamentos teórico-metodológicos en el Trabajo Social costarricense, 1942-1970: un análisis a partir de sus mediaciones constitutivas. [Tesis de maestría en Trabajo Social]. Universidad de Costa Rica.

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Labens, J. (1964) Informe sobre la Escuela de Servicio Social de la Universidad de Costa Rica. Recuperado de archivo universitario caja 9876.

Llanusa, G. (1953) Documentos inéditos e informes de la práctica en la Escuela de Servicio Social. Recuperado de archivo universitario caja 9875.

Molina, C. (1981) Pensamiento de Rodrigo Facio y sus aportes a la ideología de la modernización capitalista en Costa Rica: un examen sociofilosófico de algunos tópicos claves de este pensamiento. EUNA.

Mora, R. (1968) Algunos aspectos relacionados con la formación de profesionales en la Escuela de Servicio Social en la Universidad de Costa Rica. [Tesis de licenciatura, Universidad de Costa Rica].

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SCIJ (Sistema costarricense de información jurídica) (1940) Ley orgánica de la Universidad de Costa Rica. Costa Rica: SCIJ.

Valverde, L. (1992) Los inicios del Trabajo Social en Costa Rica: el padre Herrera. Revista de Ciencias sociales, 56 (junio): 43-50.

18Es importante mencionar que algunos autores manifiestan que, durante este periodo, la Escuela fue denominada como “Escuela Anexa” a la Facultad de Ciencias económicas (Valverde, 1992); sin embargo, otros solamente la llaman tal y como se anota en el cuadro (Campos et al, 1977 y Esquivel, 2003).